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La ciencia detrás del uso de una mascarilla o tapabocas

En épocas del COVID-19, la mayoría de las ciudades y organizaciones de todo el mundo no solo recomiendan a los ciudadanos el uso de una mascarilla, sino que lo exige. Para algunas personas, esto ha generado un debate sobre si el uso de una mascarilla debería ser obligatorio o no. Entonces, ¿qué dice la ciencia?

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En épocas del COVID-19, la mayoría de las ciudades y organizaciones de todo el mundo no solo recomiendan a los ciudadanos el uso de una mascarilla, sino que lo exige. Para algunas personas, esto ha generado un debate sobre si el uso de una mascarilla debería ser obligatorio o no. Entonces, ¿qué dice la ciencia?

Se sabe que el SARS-CoV-2, conocido habitualmente como COVID-19 o coronavirus, se propaga rápidamente de una persona a otra a través del contacto y los líquidos corporales, incluida la saliva. Cuando una persona habla, tose o estornuda, es extremadamente fácil que ese líquido se transfiera a otra persona dentro de un radio de 6 pies (2 metros). Las gotitas respiratorias son expulsadas al aire y se evaporan en partículas finas que pueden quedar suspendidas. La mascarilla retiene estas gotas más grandes antes de que puedan evaporarse. Por este motivo, el uso regular de una mascarilla puede prevenir la propagación desde el origen, incluso cuando no sabemos que estamos enfermos. Se sorprendería si supiera cuánto escupe cuando habla; este es otro motivo más para no hablar muy cerca de alguien.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, CDC) han recomendado, desde que surgió el virus, que todas las personas a partir de los dos años de edad utilicen una mascarilla de tela en lugares públicos y cuando estén con otras personas que no vivan en su casa, especialmente cuando sea difícil mantener otras medidas de distanciamiento social.

Según algunas personas, el principal argumento en contra del uso de una mascarilla es que esta podría ser peligrosa para las personas con problemas médicos o respiratorios. Los CDC reconocen que es posible que no se pueda usar una mascarilla de tela en todas las situaciones o en el caso de algunas personas. En algunas situaciones, el uso de una mascarilla de tela puede agravar una enfermedad física o mental, derivar en una emergencia médica o provocar problemas de seguridad importantes. Siempre que sea posible, se deben considerar adaptaciones y alternativas para aumentar la viabilidad del uso de una mascarilla de tela o reducir el riesgo de propagación de la COVID-19 si no es posible usar esa protección. Si no puede usar una mascarilla de tela, asegúrese de tomar otras medidas para reducir el riesgo de propagación de la COVID-19, por ejemplo, practique el distanciamiento social, lávese las manos con frecuencia, y limpie y desinfecte las superficies que se tocan a menudo.

¿Dónde está la prueba de que las mascarillas ayudan a prevenir la propagación?

Un estudio reciente publicado en Health Affairs comparó la tasa de crecimiento de la COVID-19 antes y después del uso obligatorio de una mascarilla en 15 estados y en el Distrito de Columbia. Se descubrió que el uso obligatorio de una mascarilla causó una desaceleración de la tasa de crecimiento diario de la COVID-19, lo cual se hizo más evidente con el transcurso del tiempo. Los primeros cinco días después del uso obligatorio, la tasa de crecimiento diario disminuyó un 0,9 %, en comparación con los cinco días antes de la exigencia; a las tres semanas, la tasa de crecimiento diario había disminuido un 2 %.

Otro estudio analizó las muertes por COVID-19 en 198 países y descubrió que aquellos con normas culturales o políticas gubernamentales que favorecían el uso de una mascarilla tenían tasas de mortalidad inferiores.

Dos informes de casos convincentes también sugieren que las mascarillas pueden prevenir la transmisión en situaciones de alto riesgo. En un caso, un hombre voló desde China hasta Toronto y posteriormente dio positivo para la COVID-19. Se informó que esta persona había tenido tos seca, había usado una mascarilla durante todo el vuelo y las 25 personas que habían estado más cerca de él en el vuelo dieron negativo para la COVID-19. En otro caso, a finales de mayo de este año, dos peluqueros de Missouri tuvieron contacto estrecho con 140 clientes sin saber que podían transmitir la COVID-19. Sin embargo, dado que todos usaron una mascarilla, ninguno de los clientes dio positivo.

El mundo científico afirma por unanimidad que el uso constante de una mascarilla cuando estamos en público ayuda en gran medida a ralentizar la propagación de la COVID-19. Podemos cumplir con nuestra parte al usar una mascarilla de tela cuando estemos en lugares públicos.

Fuente: Blog de Phenomenx.

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